¡Vamos a empezar la mañana cantando!
Llega el otoño,
el cielo se pone gris,
verde los campos
y el vuelo de una perdiz
se palpa en el ambiente,
ilusiones de un montero,
a las claritas de día,
el jabalí de sus sueños...
No hay más nervio que escuchar
que el ladrio de una rehala,
la presencia de un venao
el corazón le palpita.
No hay más nervio que escuchar
que el ladrio de una rehala
el romper de un jabalí
el corazón le palpita.
Rehalero de la sierra,
voces que estremecen,
lances que no se olvidan
grabados en el monte,
cristo tiene que estar,
el cazador no apunta a la carne
es de buen hacer
lo lleva en la sangre.
La belleza y lo salvaje
van cogidos de la mano,
la ternura y dulzura
van cogidas desamparo
rehaleros y sus perros
van cubriendo los montes,
el cazaor y su escopeta
esperando sensaciones.
No hay más nervio que escuchar
que el ladrio de una rehala
la presencia de un venao
el corazón le palpita.
No hay más nervio que escuchar
que el ladrio de una rehala
el romper de un jabalí
el corazón le palpita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario